miércoles, 1 de agosto de 2007

De cómo me jodí la rodilla


Viernes. Celebración del día del periodista en Círculo Militar. Abordo a la 1 am el transporte de bolos. Arribo cerca de las 2 a.m. al condominio. Caigo en la cuenta que dejé abandonado al “Balín” (mi carro) en el parqueo del periódico.

Sábado. Pequeño calambre en la parte posterior de rodilla izquierda. “Umm. Quizás, dormí mal”. A las 11 de la mañana se activa el departamento de festejos para organizar el “almuerzo” (a las tres de la tarde) en honor al viaje de Ricardo Valencia. La jornada de compra de insumos y bebidas en el Hiper Europa de Las Palmas termina a las tres de la tarde.
Aterrizaje en la mansión de Ricardo Antonio Valencia (el homenajeado) en Miramar (San José Villanueva, La Libertad). Edwin Segura dirige las maniobra de la Brigada Tomate (en pro del chilmor, chirmol o como rayos se diga) mientras que Saúl Vaquerano toma el control de la barbacoa.
Pláticas y reencuentros. Adriana Valle, enviada especial a Suecia a un Doctorado en Alcoholismo, pasará un mes de vacaciones en San Salvador antes de concluir su último año académico. El benemérito Carlos Dada nos honra con su presencia. También se unen a la fiesta la legión de El Faro. Fuga diplomática al filo de las seis de la tarde. Paso por mi fiel Balín. Me refugio en casa de mi madre. Noche de juegos con mis dos sobrinos.

Domingo. Sigue el dolor. Salimos con mis sobrinos, mi hermana y mi cuñado a pasear. Él toma el volante. Me duele mucho la pierna izquierda. Torneo de fútbol entre padre e hijos (cuñado ysobrinos). Observo desde la dura banca de cemento del parque de Madreselva. La lluvia nos obliga a regresar a la casa de la abuela.

Lunes. Pido información el FISDL. El dolor se vuelve más agudo. Cojeo más. Visita a la clínica del periódico. Me envían directamente al Hospital Médico Quirúrgico por un derrame sinovial en rodilla izquierda. Me llevan en vehículo de la oficina al centro médico.



Viaje a la cama 29 del HMQ
Me toman datos. Espero evaluación médica. Una doctora –con facha agreste y apretados rizos oxigenados- me hace una evaluación muy detallada. Me tira en cara el sobrepeso. Me anuncian una incisión en la rodilla. Ingreso hospitalario y exámenes médicos. Radiografías, hemogramas.
A mis 32 años nunca me han operado ni he pasado una noche en el hospital. Pensé que no me ingrearían. Pero a las 730 p.m. del lunes 30 de julio de 2007 me piden que entregue la ropa. No hay donde cambiarse. Lo hago en una pequeña oficina frente a la enfermera que me entrega una bata celeste.
No había suficientes camas. Tuve la fortuna de tener asignada la cama número 29 de la sala de observación. Los demás durmieron sentados en una silla de fibra de vidrio.
Nueve de la noche. Toma de presión y temperatura. Hambre feroz. Llamo a mis amigos. Elena, Edwin Segura y Carlos Chávez me filtran comida para el estómago y el espíritu. Elena y Edwin me compran sendas empanadas chilenas. Yumi, yumi. Carlos Chávez me lleva unas joyas de 1976 de National Geographic.

Cero sueño con tanto ruido, peticiones de “patos hospitalarios”, diarreas, dengues, problemas arteriales. Cuando por fin concilio el sueño me despiertan ya sea para tomar presión, temperatura, darme tabletas, agua o preguntas de médicos.
En 12 horas (10 p.m. a 10 a.m.) me han tocado la rodilla, preguntado, discutido entre ellos. Diagnóstico final: Deformación ósea en rótula provoca ruptura de quiste de Becker y derrame sinovial. Traducción En español: se me salió el líquido de la rodilla izquierda.


Al final el Dr. Coello me dice que lo mío no es grave, que se cura con reposo. Me despachan pasado el mediodía, con una cajita de antinflamatorios y una referencia médica hacia el ortopeda de la Unidad Médica Atlacatl y cinco días de incapacidad. La decisión no agrada a unos familiares con estudios en medicina. “Coello tiene fama de despachar rápido a los pacientes del área de emergencia y observación, a veces sin hacer todo los análisis requeridos”. En fin, me mandaron a casa. Hoy me siento coja, me duele mucho la rodilla. Me anuncian que tengo que bajar de peso para no forzar la rodilla, cambiar hábitos alimenticios. Es probable que me intervengan tarde o temprano, para lo cual tengo que llegar controlada de mi tensión arterial, triglicéridos y sobrepeso. Esto apenas es el comienzo. Solo lamento haber perdido una semana que pude aprovechar bien en mi trabajo.

2 comentarios:

El antropólogo inocente dijo...

Que lo siento!!!!! cuidese mucho

Rayuela dijo...

Lindo tu blog. Me contó Edwin de tu incidente. Me encanta cómo escribís y contás todo.