domingo, 26 de agosto de 2007

Aguas de lujo


Las aguas de lujo están en boga en el primer mundo. En el tercer mundo el agua, potable o no, siempre ha sido un bien suntuoso.
En España, como si de vino o café se tratara, ahora se realizan catas de agua. Hasta han surgido bares especializados en aguas embotelladas. Evian ahora tiene una competencia feroz.
Un pelotón de diseñadores y publicistas ha creado una parafernalia, de lo más esnobista, para mercadear dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno.
El sitio http://www.wawali.es/ es un ejemplo de esta procaz industria. Ahí me topé con "Cape Karoo Mineral Water", una marca que comercializa el agua de un "rehabilitado semidesierto" sudafricano. La firma publicita el sistema natural de filtración (en grietas de 180 millones de años) de su producto.
El periódico http://www.elmundo.es/ agrega dos ejemplos de aguas opulentas: "Elsenham" y "Cloud Juice".
La primera está embotellada en un recipiente -diseñado por una industria asociada al imperio de Cocó Chanel- que parece un perfume. Su viñeta promueve su procedencia: manantial inglés, rica en minerales y baja en sodio. Precio en mercado: 12 euros. 'Cloud Juice' publicita su exótico contendio: 9,750 gotas de agua pura de lluvia de Tasmania en Australia. "Aterciopelada en boca y de sabor algo almendrado". Este gusto vale 10 euros.
Una compañía argentina incluso sugiere el consumo de alguna de sus variedades de agua para acompañar carnes blancas o rojas.
En San Salvador beber 500 mililitros de agua cuesta dos dólares en los restaurantes de las zonas más exclusivas, el mismo precio que un garrafón de cinco galones.
Las comunidades, que a pesar de estar conectadas a la empresa estatal de agua nunca reciben suministro, gastan cientos de dólares al año en la compra de agua de dudosa calidad, que es servida por tanques particulares. Esta es otra forma de lujo. Lujo de pobres.

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