sábado, 20 de septiembre de 2008

Clase virtual de canto con Maria Callas en YouTube

¿Algun voluntario para prestarme la peli de Desayuno en Tifany's?


A mi edad creo que tomar una siesta es sinónimo de insomnio. Heme acá viendo un trailer de Desayuno en Tiffany's. Leí el libro de Capote y aún no encuentro un alma que me preste la película. Al ver el trailer en YouTube siento que el libro me seguirá gustando.

Suena la marcha nupcial


Glenda Girón, nuestra querida Glenda, está a 28 días de contraer matrimonio con Carlos Vides. El año de planificación de la boda pasó volando. Debo admitir que en ese período aprendí muchas cosas sobre la parafernalia que rodea ese ritual. Suerte y felicidades, Glen.

Me gusta esta rola




miércoles, 17 de septiembre de 2008

Juro que no fue mi sopa

Si me dieran a escoger un hermano adoptivo, seguramente estaría en problemas. No sabría si escogera Mauricito o a El Pajarito. Curiosamente, ambos cumplen años el mismo mes (septiembre). Uno, sin duda, lo celebrará con una reunión familiar y otra repleta de alcohol. El Pajarito, este año, pasará su cumpleaños en reposo post hospitalario. A mi querido Pajarito lo operaron. Sí, de emergencia, la noche del sábado. El viernes por la noche estuvo en mi casa. Hice una cena especial para él, ya que regresó sano y salvo de una cobertura periodística en Iraq. Esa noche me contó todas sus anécdotas del Medio Oriente. Yo le preparé una sopa fría de yogurt con pepino y heneldo, pipianes gratinados con queso y curry así como pastel de papa. Conste que no sé cocinar y todo lo hice al pie de la letra de un libro de cocinas que he tomado "prestado" en la casa de madre. Después de 24 horas de aquel manjar, a mi Pajarito le extirparon el apéndice. Se lo cortaron en un centro de ISSS. Mi muchachito pidió el alta. Ya no quería estar en el hospital. Me dijo, vía telefónica y con una lúgrubre voz, que sentía que se iba a enfermar más. Tras liberar a los médicos de toda responsabilidad y pedir el alta obligada, mi Pajarito salió del hospital. Espero que se recupere y que a pesar de las circunstancias, que pase un feliz cumpleaños. Te quiero mucho, mi Pajarito.

miércoles, 13 de agosto de 2008

The nightmare of a Louis Voutiun's coffin

Tonight I had another nightmare. Yes, again. I really hate it. One week with nightmare. I don't know how can I stand every day. The worst part is that I remember every detail of the dream. Every. The color of the flip flop that I wore in the dream, the face of the driver of the bus, the name of the persons who live in the nightmare. All details are in my mind. I can´t handle it. I'm taking dream pills, but I guess they don't do their work on me.

Tonight I had a dream with my high school prom. We were into church. In the middle of the church there were a coffin. It was an wood coffin with the letters LV of Louis Voution. Can you imagine that? In the dream appeared my college mates and Toro´s priest, the religion proffesor. I have to return to myy office. This story to be continued.

martes, 12 de agosto de 2008

Arrebato

Cuando vi su nombre estampado en aquellas carátulas brillantes, no pude contener el arrebato. Mis dedos regordetes comenzaron a pasar todos los libros. Moví ejemplares por acá, por allá. Me deslicé por el otro pasillo. Nada. No puede ser. Busco al dependiente. Me dirijo a él con urgencia. –Me puede decir qué títulos trajeron de esta autora-, le digo, mientras le escribo improvisadamente el nombre de la escritora en el reverso de una factura. Se ajusta los anteojos. Cual pianista dispone los dedos en el teclado de un ordenador. Enfoca en la pantalla. –“Tengo todos estos”-, me dice. Yo, me salto la división y me cuelo a su diestra para leer la lista. ¡Acá esta!, le digo sobresaltada mientras mi dedo índice señala la pantalla. -- ¿Cuántos ejemplares tiene? No he visto ninguno y ya revisé los estantes. ¡Me ayuda a buscar!”, le pido con entusiasta desesperación.

El dependiente se cuela entre los módulos. Busca. Yo, ansiosa, me muerdo las uñas de las manos. Tiene que estar, tiene que estar. Tras unos minutos regresa con un volumen gordo, blanco y con una banda roja. Yo se lo arrebato. Acaricio el lomo del ejemplar. Quiero romperle el empaque de plástico. Me lo llevo, le digo al empleado. No me aguanto por que deslice la tarjeta, imprima el boleto de compra y me lo entregue. Creo que hasta tuvo uno de esos pequeños ataques en los que me da por saltar. Impaciencia. Me gobierna la ansiedad.

El tipo busca parsimoniosamente una bolsa de plástico para entregármelo. “No me dé bolsa, no me gustan”, le digo --la misma cantaleta que me toca recitar en los supermercados--.

Me ataca un voraz apetito por abrir y sumergirme en las letras de aquellas páginas beiges.

Casi se lo arrebato. Estoy que exploto de felicidad. Quiero compartir con alguien mi extraña euforia. Llamo a una amiga. Le cuento sobre mi última adquisición. Condescendientemente me felicita y me pide que se lo preste cuando termine de leer el libro.

Salgo del almacén. Quiero un sillón. No me aguanto por leerlo. Busco algo dónde sentarme. Un sillón amarillo plastificado aparece en el horizonte. Mi libro merece algo más digno. Busca las escaleras eléctricas. Subo al siguiente nivel. Ubico un mullidísimo sillón rojo. Me lanzo me acomodo y comienzo a devorarme las letras.

La introducción a una reedición –escrita por la misma autora—me apasiona. Salto al primer capítulo. No me aguanto por avanzar.

Sigo leyendo. Mis ojos están ávidos. Qué maestría en el manejo de los diálogos. Esta mujer es una gran maestra, pienso para mis adentros. Me voy a mi casa. Tengo que seguir leyendo. Esto está buenísimo. Sigo leyendo. Caigo en el segundo capítulo. La trama no me llama la atención. Pero sigo disciplinadamente a contragolpes.

Han pasado varios meses. La lectura de aquel volumen de 700 páginas se ha detenido en las primeras 100 páginas. Muchos personajes. Densidad. Así estoy con The Golden Notebook de Doris Lossing. La euforia inicial ha desaparecido. Pero me sigue pareciendo una mujer con una historia de vida estupenda.

miércoles, 16 de julio de 2008

Abajo los estereotipos

Blanca Abarca (sí, yo, ególatra, como dicen algunos detractores) escribió en su nick del msn:

"Soy depre, visto rosa y no soy emo. Abajo los estereotipos".

Al instante se desató la siguiente conversación:

ericktricks@hotmail.com says:
emo emo emo emo emo

ericktricks@hotmail.com says:
en el mundo Blanca Abarca no hay emos

blanca_abarca@hotmail.com says:
Detesto los estereotipos

ericktricks@hotmail.com says:
pero yo te adoro

blanca_abarca@hotmail.com says:
me parece una pendejada que todo joven que se suicida de automático le asignan la viñeta de emo

ericktricks@hotmail.com says:
sí, tenes razón

blanca_abarca@hotmail.com says:
El suicidio es una lesión familiar grave, una herida irreparable que se convierte en fantoche por culpa de una viñeta mediática.

ericktricks@hotmail.com says:
muy acertada

ericktricks@hotmail.com says:
sabes a mi me gustaria estudiar ese fenómeno en compañia de algun psicólogo para hacer una investigación

blanca_abarca@hotmail.com says:
(silencio)

martes, 8 de julio de 2008

Querido ladrón: ojalá te corten los gûevos

Sí, y con un cuchillo bien afilado y desde la raíz de tu falo, ya que seguramente es lo único que aprecias dentro de tu miserable vida. Mi día comenzó mal (con una presión arterial 140/110, dos horas en el Seguro Social de Santa Tecla y con una farmacia sin antihipertensivos) y vos lo terminaste de arruinar. Así como apreciás tu falo, yo aprecio la tranquilidad. Y vos esta mañana me la destrozaste.

Por qué te empeñaste en arruinarme los cerrojos de las dos puertas de mi carro (no sabés cómo me gustaría tenerte enfrente para restregarte los 60 dólares que pagué para que arreglaran las puertas y le instalaran un dispositivo de cierre). ¡Maldito! ¿Acaso crees que cago dinero? ¡No! Soy sólo una asalariada con un vehículo nada fastuoso.

Ah, pero no sólo eso te quisiera restregar. Para tu información el estéreo que arrancaste del tablero de mi auto --que, por cierto, no tenía la carátula-- NO-SIR-VE. Vas a tener que adivinar el dial, porque la pantalla no funciona, tampoco el reproductor de discos compactos. Te odio.

Como si fuera poco te llevaste mi estuche con mis discos favoritos (el soundtrack de la primera temporada de Six Feet Under, los grandes éxitos de Björk y Oasis, 11 maneras de ponerse el sombrero, las Cuatro Estaciones de Vivaldi y música que jamás en tu vida vas a apreciar).

Todavía no entiendo por qué te robaste el regalo que había comprado para la recién nacida hija de Carmen Tamacas -Aleyda Cecilia-, maldito, te odio.

Sos tan mezquino que no te bastó llevarte eso sino que también tenías que llevarte mi sombrilla, mi caja de pañuelos desechables, mi botella para almacenar agua en la oficina, mi jugete de Snoopy, mi suéter negro con el que estaba saliendo a caminar en las mañanas y hasta mi cosmetiquera. ¡Mi cosmetiquera ¿Lo pueden imaginar? Hasta mi cosmetiquera. Sos un deleznable.

Amén de las pérdidas me has dejado con un auto sin luces de emergencia, que no le funciona la luz interior y ¡ni siquiera el pito! Luego no sé de qué otras cosas me enteraré que dañaste. Te odio, ser arrastrado, repugnante.

martes, 1 de julio de 2008

L’an trentiesme de son eage...

"Cuando cumplimos treinta años adquirimos la capacidad de comprender el significado cabal del odio.
Es preciso impregnarse de la noción del mal para convertirse en un adulto capaz de enfrentarse a la vida. Es por ello que en ese momento la vida se vuelve un acto conflictivo; porque no hemos olvidado nuestra proclividad a las pasiones menos violentas. Los treinta años son la edad ideal del adúltero y del traidor porque en ese momento de la vida es todavía posible conciliar el ideal con la conciencia de pecado. Cuando cumplimos treinta años salimos del ámbito de las formas antagónicas para entrar en el ámbito de las polaridades".

Salvador Elizondo

La condesa Bathory por Cyanineblu


Mapas mentales


Me temo que soy una dibujanta frustrada. A menudo para ordenar mis ideas necesito insoslayablemente hacer esquemas. De lo contrario me pierdo (y vaya que yo tiendo a la distracción y la desmemoria).

Esta mañana me he encontrado con un artículo que habla sobre la británica Stefanie Posavec, una mujer que adora los esquemas mentales y la literatura. Enterarme de ella me dado una sensación de casi redención. Les invito a leer un comentario sobre ella que aparece publicado en http://notasmoleskine.blogspot.com/ bajo el título Mapas Literarios.

Todo indica que la comunidad de los amantes de los mapas mentales, artísticos y literarios es más grande. He acá algunos más:


Las mariposas a partir de atlas de la artista Betty Pepper me parecen adorables


The River Map de Kerr Noble:



A continuación esta imagen sobre la geografía de la natalidad mundial. China luce muy boyante, ¿no creen?


lunes, 30 de junio de 2008

Girlicious, cero vibra


Este domingo transmitieron la final de la competencia Girlicious. Las cuatro finalistas no me inspiran, no me apasionan como sus antecesoras, las Pussycat Dolls. El vídeo es aburrido, plano, monótono. La cámara hace su mejor esfuerzo ante cuatro cantantes que no comunican nada. Tanto dinero, tantos episodios, tanta novela por cuatro malas intérpretes. Mal. Asco. Escupo.

Un corto de vídeo hecho libro...perdido en la sección infantil


El sábado me zambullí en librería La Ceiba para buscar un obsequio por el quinto cumpleaños de mi sobrino, Alejandro. En la sección infantil me encontré con este libro que me pareció fascinante. Al abrirlo mis ojos fueron recibidos por dos páginas negras. Al voltearlas me presentó una escena. Paso la página. ¡Sorpresa! La escena es apenas un elemento de un cuadro más grande. Luego esa imagen es una pieza de otra imagen más general y así sucesivamente. Al cerrar la tapa tuve la impresión de haber visto un pequeño corto de vídeo. Un bonito ejercicio visual convertido en libro, perdido en la sección infantil.

Acá les comparto una reseña de esta pieza visual hecha libro:

Zoom by Istavan Banyai
This wordless picture book re-creates the effect of a camera lens zooming out.
For example, one illustration shows a boy on a cruise ship, the next shows him from a distance, and the next reveals the whole ship. Finally, the viewpoint moves back farther and it turns out that the ship is actually a poster on a bus.
The perspective continues to recede, revealing the bus as an image on a television screen. Three pages later, viewers see that the person watching TV is drawn on a postage stamp.
The final picture shows a view ofEarth from space.
To heighten the effect, all of the full-color illustrations appear on the recto, while each verso is completely black. It's fun to watch the transition in perceptions as a farm becomes a toy, the girl playing with it is on a magazine cover, etc.

Selfish


Este finde fue largo, divertido, reflexivo e intenso. Entre otras cosas me pinté el cabello de azul negro (pero se ve más negro que azul). Me compré un esmalte de uñas ¡rojo! y pasé una hora aplicándolo (la motricidad fina no se me da con naturalidad).

Este finde se apoderó de mi un antojo de egoísmo, rebeldía y vanidad...¡y se siente rico! Me hace sentir viva y con ganas de devorarme el mundo con una cuchara bien grande. Es una sensación deliciosa, después de tantos meses de pasividad por una larga y sobrevalorada espera.

Creo que La Lola se murió

Por estos días mi casa es un caos. Apenas se ve el piso. El fin de semana La Lola se cayó. Ni caso le hice en aquel maremagnum de ropa y artículos domésticos que inundan mi casa. Pero ayer la levanté (ah, por cierto, La Lola es mi bicicleta) y resulta que tenía el cuello torcido (el manubrio pues), los cables de frenado todos retorcidos y una pieza de plástico del freno quebrado. Me duele mucho su suerte. Espero que tenga reparo. Lola, te quiero, aunque no me creás. Estás tirada, pero te quiero.

viernes, 27 de junio de 2008

"Eso sólo pasa en el mundo de Blanca Abarca"


"Eso sólo pasa en el mundo de Blanca Abarca". La frase me la vive restregando César Castro (alias el Brauni, brevemente conocido como "Chiquitón" en la bartolina de la colonia Zacamil). El comentario siempre aflora cuando termino de contarle mis múltiples y amargas aventuras cotidianas. Hoy no fue la excepción, al contarle cómo empecé el día.

Pues resulta que desde hace tres días mi vehículo -llamado "Balín"-- andaba con la aguja del control de combustible en la E de "Empuje" (no "Empty", sino "Empuje").
Y justo hoy al Balín le agarró pataleta y berrinche en pleno bulevar Santa Elena, cerca del cruce hacia el Hotel Holiday Inn.
"Que ya no camino y no arranco", me refunfuñó El Balín, a plenas 8 a.m. Se armó un congestionamiento de padre y señor mío. Me pintaron, insultaron y demás.
Por suerte, un colega, Eduardo Portillo, me vio en el apuro. Amablemente me preguntó por el radioteléfono si necesitaba ayuda. Gentilmente dio la vuelta al redondel y tuvo la caballerosidad de ir a comprar gasolona por mi. Para tal efecto, le proporcioné un depósito que almacena un galóon de combustible.
Después de un par de minutos, Guayo, alias "Dudu", apareció con el depósito lleno. "¿Te ayudo?". De buena gana acepté su colaboración.
Inclinamos el depósito rojo con boquilla negra en el tanque de combustible. Nada. No salía el combustible. Presionamos la boquilla del depósito y voilá ¡la gasolina comenzó a bajar al tanque!
Cuando terminamos aquella operación, ¡sorpresa! El envase quedó atascado. Por más que jalamos, aquella boquilla -con pestaña de seguridad incluida, para el tapón, no para el tanque- se resistió a salir de mi carro.
Con el poco combustible que bajó al tanque me fui a una estación de servicio con la esperanza de que me ayudaran a destrabar aquel artefacto. Nada. No se hacían responsables.
Luego apareció un compañero de transporte. "Mejor llévelo al taller. Es necesario que le bajen el tubo del tanque de combustible". Para mis adentros sólo dije: "¡Glup! Vaya forma de empezar el día". Ni les cuento cómo se puso a temblar mi bolsillo.
Con el poco combustible me dirigí al taller que siempre ha atendido a mi Balín. Tras repetir la historia un mecánico buscó un electrodo y comenzó a jalar aquella rebelde boquilla.
No soporté ver cómo trataban el tanque de mi combustible. Así que mejor huí. Después de vaaaaaarios minutos. Solo los mecánicos llegaron a la sala de espera de clientes del taller. Yo solo tragué gordo. Esperando que no hubieran deteriorado el tanque de combustible. Con lo cara que está la gasolina -y eso que El Balín ya dejó de alimentarse con gasolina especial desde hace muuuchos años-- no será ninguna ganga que mi tanque tenga una fuga.
Después del percance, fui a probar el tanque del combustible, para evitar quedarme de nuevo a media calle. La aguja subió. El gas no se escapó y así reanudé la rutina laboral, después de casi dos horas y media. Moraleja: Nunca más dejés la aguja en la E de Empuje.


P.D.: Para la próxima quizas me compre un depósito de combustible con bomba incluida (como la que se muestra en la imagen).

Frases célebres de Saca

"Quiza en el 2004 se hizo un cambio muy grande
en este país, que yo llegara a la presidencia"

"En este país, afortunadamente no hay reelecciones.
Si no llega un alocado que quiere quedarse 20 años en el poder"
"Qué sabroso es comenzar el desayuno.
Bueno, no nos han dejado todavía el desayuno.
Yo no comí. Mi mujer me sacó de la casa sin comer.
Me dijo: Allá vas a comer Tony, espero"

"Me reuní con el emir de Qatar,
que es un señor que mide como dos metros, es enorme.
Su majestad me recibió, platicamos.
Me pregunta cuántos hijos tengo.
-Tres varones. ¿Y usted, majestad?
-Catorce, me dijo.
Claro, él es musulmán. Tiene cuatro mujeres.
Yo tenía la inquietud -y esto es una broma- de preguntarle
cómo aguanta usted a cuatro mujeres.
Esto es broma, señoras que me están escuchando.
Y le digo a su majestad:
-Cuál es el precio, la legítima aspiración de los países petroleros
Porque son como 20 países petroles, casi 20.
No sé cuántos forman la OPEP pero esos países,
que están absorbiendo absolutamente el dinero del mundo".

"Hay un señor ahí en Suramérica
que está pidiendo que suba a $200 el barril.
Dios nos agarre confesados si eso pasa".


Discurso del presidente Elías Antonio saca
durante desayuno con iglesias
7 de junio de 2008

jueves, 26 de junio de 2008

Sexo en la ciudad, la decepción


Decepcionada. Así terminé cuando saqué el último disco de la sexta temporada de Sexo en la Ciudad de la bandeja de mi DVD player. Me acuerdo que ese día me retorcí del enojo de ver que mi pelotón femenino favorito --que durante cinco temporadas demostró una vida emocional más enredada que una bola de pelos de un rastafari y un tren de relaciones de pareja más estrepitoso que una carrera de microbuses de la ruta 38 en la carretera Troncal del Norte— cayó rendido ante el maldito síndrome de Cenicienta.

La temporada acabó con el consabido y gastado final feliz, después de cinco temporadas las protagonistas nos vivieron remachando que el mundo de las relaciones es un intrincado laberinto. Las cuatro acabaron, sí, claro, como no, felices con un hombre a la par. Tras concluir la temporada le di vuelta a mis sesos pensando que si fue una deliberada ironía de los productores que aquellas flamantes mujeres se quedaran con extrañas antítesis de príncipes azules: un mesero convertido en símbolo sexual a fuerza de bombardeo mediático, un nervioso propietario de un bar, un abogado calvo que suda en exceso y que vive esparciendo vello corporal y Big, ese enigmático y maligno ejemplar.

Aún mordisqueando mi rabieta, por aquel mal sabor que me dejó el happy ending de la sixth season, me zambullí a ver “la película”. Iba con la esperanza que aquel largo episodio en pantalla gigante redimiría la esencia original de la serie.

Craso error. Encontré una historia que fácilmente se puede cortar en bloques, empacar y despachar. Al inicio no me quise sugestionar con la crítica del comentarista de cine Élmer Menjívar, quien días atrás había planteado que la película era una reunión de todos los finales probables de la serie. (Élmer: creo que tenés un poco de razón.).

La verdad es que la película me pareció uno de esos largos episodios hechos justo para hacer sufrir a los seguidores con un final forzado y con algunos errores. Si no, alguien me puede explicar cómo es que quedaron “olvidados” un par de zapatos azules en el armario del penthouse que Big compró para Carrie. ¿Cómo una compañía de mudanzas empacó todos los bienes de Bradshow, menos ese par de zapatos azules, gracias a los cuales Carrie se reencontró con Big y lo perdonó por dejarla plantada el día de la boda?

En la película, no sé si fue mi paranoia, pero me temo que salió a flote la tensión entre Kim Catrall y Sarah Jessica Parker. De lo contrario cómo explican que Samantha termine exiliada en la ciudad de Los Ángeles y desaparezca de las ultra chic calles de Nueva York. Además, ¿cómo es posible que ese mujerón insaciable llamado Samantha salga corriendo tras un hombre hacia la frenética ciudad angelina.

Otro punto que llama la atención es que Catrall no protagonizó ninguna escena de alcoba, lo cual indica quién se salió con las suyas en la negociación de retorno para filmar la película.

La aparición del personaje de Santa Luisa de San Luisa me pareció encantadora. Breve, pero encantadora.

Aunque agradecí que incluyeran un desfile de modas, extrañé primerísimos planos de zapatos. Y los zapatos que incluyeron en la película no me parecieron despampanantes (perdón, colegas zapatófilas, pero es la verdad). Los únicos que me llamaron la atención fueron las sandalias con figura de esqueleto de pescado que usó Samantha, durante su breve transformación en mesa humana de sushi.

Me pareció pecado capital que no dedicaran un par de minutos a la selección de calzado para el vestido de bodas de Carrie. Oigan, estamos hablando de una zapatófila consagrada y del día de su boda. Cómo es posible que hayan dedicado ni una tan sola toma de vídeo. ¡Agh! Al llegar a este punto ya comienzo a molestarme con la película. Así que mejor lo dejo hasta acá. Vayan a verla, piensen en las cinco temporadas anteriores, reflexionen y comenten. Talvez disentimos o comulgamos en algo.

http://www.sexandthecitymovie.com/

miércoles, 28 de mayo de 2008

El hipo que toma Coca-Cola




Son las tres de la mañana. No tengo sueño. Rayos. Mañana tengo que trabajar. Moriré de sueño. Revisando la fototeca de mi celular no puedo evitar entretenerme con las imágenes de Bartolito. Sí, Bartolito. Así se llama el hipopótamo que nació hace dos años en un circo salvadoreño-hondureño que estaba instalado en San Bartolo.

Pues resulta que a este peculiar mamífero --que a mi más bien me parece un enorme cerdo oscuro o un pariente lejano de la Bibiana, la rotwailer que es propiedad de mi hermana, que come y semeja una vaca-- es una de las atracciones del circo América Espectacular.

Al animalejo, que nació en agosto de 2006, le celebraron su segundo cumpleaños el domingo pasado con una función especial.

A las instalaciones de La Prensa Gráfica lo llevaron a exhibir un jueves por la mañana. Algunos colegas míos incluso lo abrazaron, lo montaron y se tomaron fotos. A mí simplemente me inspiró miedo. Miedo por los horribles sonidos que emitía. Sonaba como a Godzilla. Su enorme hocico de pequeños dientes también me intimidaban.

Pero de todo aquel espectáculo lo que más me sorprendió fue la pacha con la cual alimentan a esta especie animal y el tipo de bebida que le dispensan. En un botellón blanco, coronado por un gran biberón rosa, Bartolito toma Coca-Cola o Pepsi, de acuerdo con sus cuidadores.

Un hipopótamo que toma Coca-Cola. El estómago se me corrompe. No se trata de sacar a flote el espíritu conservacionista. Es que me resulta absurdo e increíble.

¿A quién se le ocurre dar bebidas carbonatadas con cafeína a esta especie animal que está en peligro de extinción? ¿Por qué le gusta ese tipo de cafeína? ¿Se pondrá alterado? Los pocos minutos que vi al animal, me pareció bastante apacible y tranquilo. Lo suficiente como para tomarle muchas fotos.

Sinceramente, nunca se me hubiera cruzado por la cabeza que estos animales consuman Coca-Cola. Me parece el colmo de lo absurdo, de lo irreal. Pero en estos días donde el chavismo nos está haciendo más ancha la línea de la tolerancia a lo irreal, lo fantástico y lo absurdo, Bartolito no es más que una nimiedad.

Para que no se me olvide teclear (y a petición de Súchit Chávez)... les presento a La Lola


Para que no se me olvide escribir, vuelvo a teclear.

Les cuento que ya tengo bicicleta. Sí, a los 33 años se me ha antojado aprender a andar en bicicleta. En mi infancia no tuve más que un triciclo rojo, al que todavía le profeso un mìtico y entrañable cariño. Aquel vehículo sobrevivió un poco más de un lustro. Luego su chasis se me ha perdido en la desmemoria. Seguro que sus restos fueron a parar a la quebrada que hace las veces de basurero frente a la casa materna.


De adolescente no tengo recuerdos de haber tenido bicicleta. Sólo conservo una corta y borosa imagen. Estaba en el plafón de la casa materna, era tarde, el suelo era de ese cemento carrasposo. Intenté subirme a la bicicleta. Me apoyé en la casa de lámina de la Snoopy (la pastor alemán de la familia), intenté avanzar pero terminé tendida en el suelo con las manos raspadas y las piernas enredadas en la cadena grasosa de aquel vehículo de dos ruedas (estoy casi segura que era una bicicleta "ajena", como decían en mi casa, y arruinada).

Asì que hoy, a los 33 años, con el sobrepeso y el precio del combustible por las nubes se me ha metido entre ceja y ceja que quiero aprender a ser "un alma libre y salvaje" (como dice Súchit Chávez) tras el manubrio de una bicicleta.

El Zambell, otrora dueño de mis sentimientos de adolescente, me introdujo hace como un mes en las artes del equilibrio y avance a bordo de bicicleta. Después de tres horas de prueba y error en el Parque Cuscatlán vencí el miedo. Soy una alumna muy dura y ruda.


Durante la clase temía acabar sin diente, con el brazo partido o la piel raspada. Por fortuna, no me quebré ningún hueso. Pero terminé con las piernas llenas de moretes y con la piel literalmente rebanada en las pantorrillas.


Pese a las lesiones físicas, el peor vejamen de mi entrenamiento vino de unos infantes, que campantemente se lucían en sus bicicletas entre las calles de tierra del Parque Cuscatlàn. "Vaya, por fin aprendió andar en bicicleta", me espetó una niña, que fue testiga de mis tres amargas horas de aprendizaje a bordo de un bicicleta prestada.

Desde el sábado 24 de mayo ya tengo mi propia bicicleta. Se trata de La Lola, una huffy shimano con ruedas de 24 pulgadas de diámetro. De acuerdo con Súchit Chávez, las huffy son buenas bicicletas porque son livianas y el usuario sólo debe preocuparse por empujar su propio peso y no el pesado chasis.

El nombre de la bici --Lola-- se lo de debo a Gorkkus, no me pregunten cuál es su nombre que no lo sé. Creo que se llama Ernesto y que es experto en mecánica de aviones. Es un tipo medio bohemio que se las da de escritor y con quien resulta divertido ir al supermercado y hablar de literatura.

"Ponéle Dolores", me recomendó, "por aquello de los dolores que te va dar". Pero Dolores me resultò un nombre demasiado vulgar, corriente, soso. En cambio Lola me suena un nombre más fuerte, corto y contundente.

Pues resulta que la Lola lleva tres días en la intemperie. Su nueva dueña, osea yo, todavía no la he estenado. Resulta que la Lola es usada, tiene una llanta sin aire y la otra creo que no sirve porque tiene una cicatriz.


Aún no me animo a bajar a La Lola por los 36 escalones que hay entre el suelo firme y los 27 m2 donde tengo instalado mi hogar (un valúo dice que mi apartamento mide 30.38 m2, pero creo que me están estafando o han incluido aire que ahora me roban unos bastardos buseros de la ruta 302 que se han instalado ilegalmente frente a mi ventana, quienes además de robarme el paisaje me han expropiado la paz matutina, con sus gritos, pitos y motores).

En fin. Tengo 33 años, una bibicleta usada, un tanque vehicular que se llena con CUARENTA Y CINCO DÓLARES de gasolina regular, un par de deseos por aprender a andar en bicicleta (como alma libre y salvaje) y una oferta para integrar el club de ciclismo de Gasolina (diseñador de la sección Política del periódico para el cual trabajo, quien tiene por religión recorrer todo El Cafetalón y hacer varios circuitos de bicimontañismo).

¿Aprenderé a sostener el equilibrio, avanzar, frenar, hacer piruetas...todo sin quebrarme algùn hueso (dientes incluidos)? Aún no lo sé. Espero que no, aunque tengo un poco de miedo. Crucen los dedos por mí.



sábado, 24 de mayo de 2008

Cinco meses sin teclear

De no ser por el post de Jorge Colorado no me hubiera dado cuenta de que ya pasaron cinco meses sin que yo escriba una tan sola palabra en mi blog, en mi oficio y mi vida. A veces escribo --en esa práctica agenda que me regaló El Pocas-- los pensamientos que me aturden, las cuentas y facturas que no debo olvidar, las tareas que apremian para el día siguiente. Pero de mis ideas, sueños y mapas mentales, nada. Y al llegar a este punto, acude a mi el recuerdo de César Cástro --aunque más bien sería el recuerdo de los ojos, el ceño y rictus de desconcierto de esa paleta morena, a quien le encajo perfectamente como apoyabrazo--. "¿Ya no vas a escribir?", me increpó desde su escritorio. Claro que sí, tengo planes, le respondí bien fresca. De eso ya han pasado cinco meses, con suerte. Me asusta ese recuento temporal (justo ahora que he perdido mi reloj de pulsera y que el desconcierto impera entre los seis relojes de pared que cuelgan en mi apartamento.

Regla número uno: cuando entren a mi casa nunca, nunca, hagan caso a mis relojes. Mi hogar es como un pelotón de relojes que teme que yo llegue tarde. Y vaya que a menudo tienen razón. Aunque en los últimos meses me han jugado malas pasadas, la última vez llegué a mi oficina a las 6:30 a.m. , todo por culpa de las lavadas carátulas de mis relojes.

Ya pasaron cinco meses. Pero hoy siento delicioso teclear y poblar de caracteres y signos mi blog.

Veo a mi alrededor y creo que me consume el cono de un tornado. Aún no sé de qué tornado se trata. Pero trataré de seguir lanzando letras más a menudo. Lo prometo, Jorge.

jueves, 31 de enero de 2008

Tinieblo.Dícese de....

En materia de relaciones, he de confesar, soy sobradamente torpe. Y esta tarde Oh-Gran-Maestra-Liza me hizo ver la luz. Sentí como una cascada de rayos divinos caían sobre mi cabello pistoleado, y que al fondo un coro celestial entonaba: "Aaaaleleya".

Después de un primer mes lleno de finos cortejos, bellas promesas y otro mes en el cual él alegó estar "muy ocupado" ( sólo vi al objeto de mi afecto dos veces en 31 días), caí en la cuenta que de acuerdo a los cánones del Kibut de Antiguo Cuscatlán tengo una relación tiniebla. ¡Oh, sorpresa! Y yo que pensé que tenía algo serio.

Después de las respectivas deliberaciones, gracias a la guía de la Oh-Gran-Maestra-Liza construí la definición de un neologismo muy popular entre mis amigos del Kibut de Antiguo Cuscatlán. Comparto con ustedes esta definición así como una muestra de mi suprema ingenuidad. Agradeceremos que enriquezcan este conceptos con algún adendum de su propia experiencia.


Tinieblo. (m.) Dícese del miembro con el cual se sostiene una relación erótico sexual esporádica, al margen del entorno familiar y social más cercano.

Una de la señales inequívocas de una relación tiniebla es la súbita e inexplicable desaparición, seguida de una imposibilidad para ser ubicado/a vía personal, celular o telefonía tradicional. Tras la reaparición, el sujeto de la tinieblización alega un paradero inexacto (estaba con una mara, me quedé sin saldo, ahí estuve)


Liza agregó los siguientes considerandos:
El tinieblo funciona bajo la tipología de agente encubierto ya que su identidad no puede ser revelada, ni en esfigie. Si por accidente es pillado, por un conocido de la persona ejecutante de la tinieblización, él pasará de largo, sin decir agua va, y lo negará como promesa bíblica en futuros encuentros cercanos con el pillador.


La maestra recomienda la siguiente lectura:
http://espanol.news.yahoo.com/s/afp/colombia_mujeres_sexo

martes, 15 de enero de 2008

¡Un sobre manila para mi laptop, por favor!


Este portátil se llama MacBook Air y es el más delgado del mundo, afirmó Jobs, tras demostrar que cabe dentro de un sobre convencional.
Observado de perfil, el MacBook Air mide 0,4 centímetros en su parte más fina y 1,9 centímetros en su parte más gruesa y dispone de una pantalla LED de 13,3 pulgadas. Su peso es de 1,3 kilos.
Jobs explicó que MacBook Air utiliza procesadores Core 2 Duo de Intel, que esta firma comprimió en un 60 por ciento para adaptarlos a las dimensiones del portátil.
Estos procesadores tienen una velocidad de 1,6 GHz que puede ampliarse a 1,8 GHz, explicó Jobs, que añadió que el portátil viene equipado con una batería que proporciona 5 horas de autonomía.
El MacBook Air, que puede encargarse a partir de hoy y empezará a distribuirse dentro de dos semanas, costará 1.799 dólares en Estados Unidos.
Jobs destacó también que el MacBook Air tiene una carcasa realizada completamente en aluminio, lo que facilita su reciclaje, está libre de mercurio y plomo y ha sido empaquetado para ocupar un 56 por ciento menos de volumen que otros portátiles de la firma. EFE

El nuevo mundo Digicel apesta

"Quiero desatar toda mi furia. ¿Te puedo escribir al blog?", me dijo mi colega Glenda Girón. A la pobre después de ser atropellada por una compañía trasnacional, el número de Defensoría del Consumidor no le respondió. Así que yo con todo gusto le cedo la palabra. Acá toda su furia:



"Me voy a dedicar a hacer una campaña para que ningún otro ser humano en este país caiga en las redes (pésimas) de esta compañía cuyo sistema de registro de pagos crea molestias innecesarias a todos sus clientes. El nuevo mundo digicel solo hizo que parte de los registros de las cancelaciones a tiempo que uno ha hecho desaparecieran. Así de simple, no están. Y ellos, ni lentos ni perezosos como bueno ladrones, usupadores, sinvergüenzas pensaron que la solución era volver a cobrar. Conozco gente que desarfortunadamente perdió sus recibos y -amarrada a un contrato esclavista- tuvo que volver a pagar lo pagado. A mí, que he presentado mis recibos en tres ocasiones, me han cortado el celular en tres ocasiones, a pesar de que tres veces les he dejado las copias de esos papeles en donde dice en altas, claras y mayúculas que YA PAGUÉ. Son una basura, se lo he dicho a cada pobre agente al que le ha tocado atenderme y no saben cómo quisiera gritárselo a los dueños de esta compañía diabólica que lo único que vende es molestias, porque su maldita señal, igual que su maldito sistema de pagos, es solo una burla. Ahora me queda advertiles a todos que huyan, que los dejen morder el polvo por animales. Desde el fondo de mi alma llena de frustración e inconformidad le deseo a Digicel El Salvador la más penosa y humillante quiebra. Muéranse.

Totalmente asqueada de Digicel,
Glenda Girón.

lunes, 14 de enero de 2008

Triste madonna

"Ingrid me pareció la de una tristísima y solitaria madonna del renacimiento italiano, secuestrada en la inexpugnable selva del odio entre humanos".
Jacinta Escudos,
sobre Ingrid Betancourt

sábado, 12 de enero de 2008

Bye

It was hard, but I did. Anymore, (at least in that kind of memory). Bye B, E, L, X and +. The bye to B was really painful. No play more sweet music, please.

viernes, 11 de enero de 2008

El Ipod de los libros


Se llama Kindle. Por el momento, ya es considerado por los expertos editoriales como el iPod de los libros. Los pedidos -a 399 dólares la pieza- se han agotado por Internet. Este invento mide 18 centímetros de largo por 13 de ancho y pesa 300 gramos. En las tripas de dicho espacio caben hasta 200 libros. Pero sus usuarios tendrán posibilidad de descargarse, por ahora, 90,000 títulos, además de acceso a periódicos de todo el mundo y blogs para todos los gustos. Kindle no sólo ofrece las ventajas de un almacenamiento equiparable a cualquier biblioteca. Supone una nueva dimensión en la lectura, con diccionarios incorporados, lo mismo que mapas y callejeros, por no hablar de la iluminación variable de la pantalla y la posibilidad de adaptar los cuerpos de letra al gusto y la vista de cada cual. Su aparición ha abierto un debato sobre la distribución de ganancias en la industria editorial, que en Europa estaba dividida así: 30% para el librero, el distribuidor y el editor y 10% restante para el autor.

jueves, 10 de enero de 2008

Clara y Consuelo, libres por fin


"Tómenles la foto desde lejos y déjenlos. Yo salí una vez de la cárcel y lo primero que uno busca es la paz del hogar. Además, son damas, vienen de la selva, necesitan descansar".
Hugo Chávez, danto instrucciones a los periodistas sobre la cobertura de la liberación de las rehenes Clara Rojas y Consuelo González, registrada este día. Las mujeres, quienes saludaron al mandatario venezolano por teléfono satelital, lucieron parcas tras tras cinco años de secuestro. El reencuentro con los familiares quizás sea más emotivo. En cambio los militares de las Fuerzas Armadas de la Liberación (FARC) -una de ellas con tres coca cola en lata en la mano- no paraban de estrechar las manos. Luego se sumergieron en la selva. A cada instante volvía a ver hacia atrás. No paraban de decir adiós. Volvían a la clandestinidad.