miércoles, 1 de agosto de 2007

Concepción de Oriente

Hace un mes, por azares laborales fui a parar a Concepción de Oriente, departamento de La Unión, a unos 200 kilómetros de San Salvador, justo en la esquina fronteriza del país.

Tras recorrer los últimos 29 kilómetros -adornados con 291 desperfectos de asfalto- descubrí un municipio vibrante. A un lado, casas con techos de teja y gruesas paredes de adobe. Al centro un parque de reciente data. Iglesia llamativa. Hilera de grandes y coloridas residencias. El poder de la remesas.

“En la colonia San Rafael se han construido las casas más grandes y bonitas. Todas han sido construidas con el dinero que manda la gente desde Estados Unidos”, explica una vecina mientras espanta las moscas de las ollas de yuca y refresco de chan. Lujo sin excepción.
Profundo contraste con las viviendas que escoltan la callejuela que lleva al Río Goascorán (nuestra barrera natural limítrofe con Honduras), donde encontré unos fotogénicos cerditos de dos días de nacidos.
En medio de los caserones y las champas circula una gran tranquilidad y relativa limpieza. No hay ruido en las calles. Tampoco mercado. Las tiendas no se desbordan de ningún edificio. Un día a la semana se reunen los agricultores a ofrecer sus productos. Vienen de todos lados, incluso desde Honduras.

Esta es una ciudad de muchos niños, jóvenes y mujeres. Los hombres que quedan son abuelos y muy pocos. Los adolescentes que quedan (a la espera de viajar a Estados Unidos) se gastan las horas en torno al aro de baloncesto limpio y los viajes en bicicleta.

¿Dónde está la patria para ellos? ¿En la tierra prometida del Norte o en el barroso suelo que acogió sus ombligos?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Paja eso no es verdad la realidad de mi querido pueblo concepcion de oriente es otra ok Turista de quinta Nosotros somos mas patrioticos que tu. ke te kede claro

Anónimo dijo...

que ignorante su comentario sr. o sra. Anonimo....esta turista lo ha descrito bien !