jueves, 18 de septiembre de 2008

Odio a los “almacenes de prestigio”





Por: Tacaña compradora compulsiva
Fotos: Getty Images en Terra UEA y www.shoeguys.info




Son azules, de plataforma esmaltada, ovalados, súper cómodos, con un bello detalle dorado en la parte posterior del tobillo. Me quedaban lindos y no me producían vértigo al caminar. Su precio: $80. No es una suma inalcanzable, pero a mi me resulta prohibitiva. Nunca he pagado semejante cantidad para evitar andar descalza. Resistí a la tentación y los devolví. Aunque ellos se han quedado en mi cabeza con un dejo de melancolía. Su suela de goma con la impresión “made in Brazil” no deja de producirme cierta inquietud. Al comparar reales con dólares y los colones, la diferencia es grande. En otras palabras: comprar artículos brasileños puede resultar una atracción económica.

Sigo paseando. Revisando las tendencias. En Nine West de La Gran Vía encontré unos Enzo Angiolini, “made in China” (léase producido a gran escala y con mano de obra barata). Esta marca también es distribuida en México (http://www.enzoangiolini.com.mx/). El diseño del calzado es sobrio, elegante y lindo. Pero me late que están hechos de plástico.

En la prestigiosa tienda, los Angiolini estaban en liquidación. Su precio original: $90. En oferta: $50. El mismo par me costó, hace dos semanas, $24 en una tienda en Galerías Escalón. Eso significa que al comprarlos al mayoreo, cuestan menos de $20. ¿Cómo es posible un par de zapatos de $24 llegue a cotizarse en $90?

En una modesta tienda al detalle --que tiene toda la pinta de ofrecer las piezas que se maquilan en el país o en Guatemala—una blusa se puede adquirir por menos de $10. Lo más indignante es que esa misma pieza se encuentra hasta 300% más cara en los “almacenes de prestigio”.

Realmente me produce mucha rabia que me asalten de esa manera. Lo peor del caso es que no tenemos más opciones. Casi todas las tiendas ofrecen lo mismo pero con diferente aire de sofisticación. La cadena MD es un fiel reflejo de este fenómeno. Zapatos de plástico, que te hacen sudar, ahora son mercadeados con magistrales campañas publicitarias. Al final del día todos los artículos están manufacturados en China (o de otro país con mano de obra o materia prima barata) y la distribución está a manos de un minúsculo grupúsculo local.

Sólo veamos. Almacenes Simán (la meca del consumismo provincial salvadoreño) ofrece las mismas vajillas que están finamente dispuestas en el gran bodegón de Tres Puntos y la zona de artículos del hogar de Ferreterías Freund. Los mismísimos platos también se hallan en los supermercados Hiper Paiz y Despensa de Don Juan.

Tengo la impresión de que --como ha sucedido en el último cuarto de siglo—un par de empresarios locales tiene en sus manos el dictado de la moda (y los precios) en El Salvador y los consumidores no se pueden bajar de ese carrusel.

Con el ingreso de inversores mexicanos, pensé que el panorama cambiaría un poco.

A Dorian’s siempre lo tenía en buena estima. A menudo suelen tener artículos en promoción y siempre aplican varios descuentos a un mismo producto. Tienen un departamento de tallas grandes, lo cual me fascina, y en el área de bisutería ofrecen artículos muy atractivos, de tendencia y con gran variedad.
Sin embargo, la piedra en el zapato (para mi bolsillo) es el departamento de calzado. Los precios de ese departamento siempre me hieren mis ojos. Los estilos son muy buenos, elegantes y modernos, pero los precios ¡Dios mío!

Pero Dorian´s me defraudó dos veces. Primero con su departamento de carteras. Un bolso aqua con asas marrones –que en el Hiper Paíz costaba $17—en Dorian´s estaba a ¡$21! (aún con descuento). Lo dejé pasar. Pensé que fue un desliz (qué ingenua, yo). Pero luego cuando se me metió entre ceja y ceja comprar un procesador de alimentos. Encontré uno a $10 en un supermercado. En Dorian´s me costaba el doble.

En fin creo que no tendré más remedio que seguir emprendiendo mis interminables giras para comprar bienes sin sentir que me han tomado el pelo. Más tiempo, por menos dinero, parece que seguirá siendo la consigna.



2 comentarios:

Camila Calles dijo...

Es lo malo de estar en medio de un mundo consumista, en el que las vitrinas de los "almacenes de prestigio" te dan la sensación de estar en un país desarrollado, en donde no hay pobreza, en donde hay gente que muere de hambre y no tiene ni que pensar en los zapatos que se pondrán, ya que simplemente no tiene que zapatos utilizar...ese mundo creado para capturar las remesas y mandarlas de regreso a Estados Unidos

veronica dijo...

Sabes lo que si siempre me pongo a pensar es eso q decis al prinicipio, uno se pone a pensar en el costo d los produtos, cuando ponen las ofertas y dan las cosas a un 30% dl precio original y es segurisimo q no stan perdiendo o sea aun dandolo asi d barato estan ganando ahora imaginte lo q ganan al principio