Experimento antropológico número uno:
Tome una diadema con un par cornamentas. Salga. Lúzcla. Sienta las mirada. Póngase frente a una persona -incluso el ciudadano más serio-, sonríale, muéstrele una cámara y ¡zaz! Diez a cero a que esa persona bo dudará en ponerse la diadema y posar. Las mujeres -excepto Sara Verónica López- evocarán un lindo reno al ver aquel artilugio de plástico. Los hombres, en cambio, infaliblemente pensarán en infidelidad y falta de seriedad. Unos cuantos, sin antes delizar un comentario, lo tomarán a broma y se dejarán tomar la foto. Otros dudarán, pero terminarán accediendo. Los menos dijeron "no, gracias, soy una persona seria". Acá las fotos:
¿Le sientan muy naturales, no creen?
Una mapachita venada
Serpiente envenenada o en venado
Sin palabras
Venado fotogénico
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