
Vi estos zapatos del celebérrimo Manolo Blahnik (cuyos diseños han figurado hasta en ¡sellos postales!) y no pude resistir preguntarme: por qué rayos nos gustan tanto los zapatos. Dejemos a un lado el ineludible bombardeo publicitario. ¿Por qué nos seduce un montón de cuero, tela y tacones? Los hay para el baño matutino, para la oficina, la playa, la discoteca, y hasta para vagar por pueblos. Son simples artículos de uso y pocos se resisten a tener sólo dos pares.
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