sábado, 30 de junio de 2007

Lágrima amarga

Cada vez que veo esta foto me perturbo. La mirada perdida, los ojos inundados de lágrimas y la angustia de esta niña me trae una avalancha de emociones. Me hace pensar cómo la zozobra se filtra en ese mundo infantil, tan lleno de juegos, imaginación y responsabilidades domésticas.

Esta chiquilla, cuyo nombre no recuerdo, fue trasladada junto a su abuela en una unidad de Comandos de Salvamento, hace como un mes.

Un frenazo de un microbus de la ruta 46 provocó que la cabeza de la señora golpeara contra un pasamanos. Policía, detención del conductor, sirena, ambulancia. Tráfico endemoniado en la esquina del Palacio Nacional, cerca del Mercado Sagrado Corazón.

El incidente, aún no sé por qué, me hizo caer en la cuenta de la vulnerabilidad humana y los impactos que tienen los accidentes de los adultos sobre los menores. Es increible cómo un simple exabrupto puede marcar a una niña.

El rostro de esta chiquilla me atrapó. La niña se veia y estaba angustiada, angustiadísima, diría yo. Ambas viven en Cojutepeque. Sólo iban a comprar un par de paquetes de chicles al Mercado Sagrado Corazón, para abastecer el negocio familiar.

La señora fue trasladada al Hospital Nacional Rosales. En el pasillo del centro médico quedó la niña con una bolsa negra en sus manos y un manojo de angustia. Estaba preocupadísima por su abuela. ¿Será grave? ¿Y si tienen que hospitalizar a mi abuela, cómo le voy hacer? ¿Cómo avisamos a la casa? Esas eran algunas de las preguntas que abatían a esta niña, que me parecía más bien una cachorrita, débil, indefensa, pero sobretodo, muy angustiada.

La escena me hizo pensar en mi abuela y mis sobrinos... tan vulnerables, como todos los humanos.
"¿Y estas fotos?", se preguntarán. Las puse porque me dio la gana. Así de simple. Acá mi entrañable Mauricio.

Más posibilidades

La foto de la izquierda es de mi entrañable amigo Mauricio Segura. Es una imagen tomada desde El Palmar, en el litoral salvadoreño, el 31 de diciembre de 2006. Contiguo, la imagen que yo tomé desde el mismo punto. Las posibilidades son infinitas.

Un paisaje, múltiples posibilidades.

Acás les comparto las fotografías que tomó Carlos, un compañero de trabajo, en la travesía hacia El Carrizal.


Con un paisaje, un par de animales y una casita así me conformo.

Por el periférico de La Montañona


Me encanta el adobe. Ni hablar del adobe con un cielo hermoso y árboles


Paisaje en ruta hacia El Carrizal, al norte de Chalatenango.
Atrás y adelante, el paisaje es encantador.

jueves, 28 de junio de 2007

"Escribir ensayo es una actividad racional, mientras que escribir una novela es muy parecido a soñar".
Joan Didion, autora de "El año del pensamiento mágico"
citada por Alberto Fuget

Ortógrafa sin límites

Por Eunice Shade

Voy a empezar apartando las comas, los puntos, las exclamaciones, las mayúsculas y todos aquellos signos y mandatos del idioma. Es decir, que voy a adaptar un verso de Douglas Téllez a mi conveniencia: Quiero ser una ortógrafa sin límites.También voy a ver de menos los errores al momento de teclear porque como ustedes sabrán nuestros dedos no son infalibles y en ciertas ocasiones suelen omitir involuntariamente alguna vocal o consonante. Lapsos de rutina.Cuando uno escribe hay ciertas prioridades, sea usted narrador o poeta. Y es probable, certeramente probable, que usted olvide un acento o simple y llanamente se coma una letra por descuido. Eso me parece normal. Lo que me parece extraño es que existan lectores y lectoras que reduzcan un texto a la ausencia de una coma en el lugar preciso. Me ha pasado que he leído novelas increíbles, en el buen sentido de la palabra, y siempre encuentro en ellas un acento de más o un verbo mal conjugado, detalles en un universo de más de mil palabras. Errorcillos, pues, que bajo ninguna circunstancia me han conducido a pensar: ¡Oh, la traducción de Salas Subirat del Ulises de Joyce es pésima porque en la página tal se comió una “s” obligatoria del plural! Lo que quiero decir es que no se deben tomar en serio las palabras de alguien que piensa que un texto es malo porque no le puso el acento a la palabra estúpida, una esdrújula muy útil en estos tiempos. Cabe recordar que la literatura es escrita por mujeres y hombres, no por dioses del Olimpo. Y aun siendo escrita por las deidades griegas, estoy segura de que Afrodita, al igual que una simple mortal como yo, reprobaría morfosintaxis del enunciado simple. Quiero decir que la literatura es tan humana como usted y yo. Y quiero agregar que la ortografía y la sintaxis son apenas la superficie, lo superficial de un texto.

En un escrito, sobre todo en un escrito literario, hay profundidades de otra naturaleza y eso tiene que ver con la multiplicidad de lecturas e interpretaciones, es decir que si usted se enfoca en la superficie, su lectura será, por lógica, superficial. Repito: en un escrito existen profundidades de otra naturaleza. La construcción de la trama, de la estilística, de la estructura, la sicología de los personajes, la moraleja, es decir múltiples planos de escritura, por ende, de lecturas. Me parece recordar que J. Greimas habló de eso o de planos isotópicos. Aprovecho para reiterar entonces que no vale la pena estancarse en una coma y desvirtuar toda una posición artística por un acento. Eso me recuerda aquella frase memorable: “Cuando el filósofo apunta la luna, el tonto mira el dedo”. Y por supuesto que se me viene a la mente el ejemplo del punto negro en la pizarra, en el que casi todos miran sólo el punto negro, olvidándose campantemente del color, la forma, el tamaño e incluso la pared y los clavos que sostienen a la pizarra.

Usted podrá refutarme: ¡Pero qué barbaridad! y a continuación sus pensamientos defensivos de su evangelio incuestionable. Pero no nos confundamos, yo no estoy en contra de la ortografía o del castellano básico de Peña Hernández. Estoy diciendo que en la literatura podemos encontrar diversas posibilidades, por ejemplo: Una omisión involuntaria de vocales o consonantes en una novela de Mario Vargas Llosa, que pueden ser del autor o de la casa editorial y sus editores. Y por ningún motivo vamos a dudar de la pluma del peruano nacionalizado español. Esta misma situación puede aplicarse a otras obras.

Otro cuadro posible es que usted sea un militar del idioma y así lo conciba, tal y como una academia de soldados en donde no se admite una letra sin uniforme, lo cual me parece lamentable porque de vez en cuando es saludable ser flexibles y salirnos un poquito de la rigidez de la tradición, que a veces he llegado a pensar que puede convertirse en un límite peligroso a la creatividad de un artista, porque el principio de todo creador debe ser la libertad.

Se me ocurre también una obra imposible en mezclas y errores aparentes, más bien errores calculados como Finnegans Wake, que en buena parte ni siquiera está escrita en inglés, por así decirlo. Y otros autores que vuestras mercedes conocen mejor que yo, autores que han osado por voluntad escribir a su antojo, es decir libremente y por convicción, como EE. Cummings.

Podría ser también que usted sea un perfeccionista, un detallista, pero inmediatamente pienso en alguien como Wilde, tan exquisito, tan elegante, tan esteta y no me lo imagino diciendo que la traducción de Edgar Allan Poe al francés hecha por el mismísimo Baudelaire sea pésima porque a nuestro bardo maldito se le olvidó una vocal. Aclaro, no tengo nada en contra de los perfeccionistas, me parecen criaturas interesantes y necesarias para la literatura, pero hasta el perfeccionista más fanático debe reconocer que el valor verdadero de una obra no disminuye por la ausencia de un signo de puntuación.

Una última posibilidad podría ser que usted sea un amante de la ortografía o del español en sí, y que esto sea la prioridad en su vida y, bueno, ahí yo ya no tengo nada que decirle, tal vez que le convendría trabajar de editor.

Ahora, si ya de verdad el libro es un batallón de ausencias, palabras mal escritas, oraciones mal construidas, verbos mal conjugados, galimatías al por mayor y sin ningún objeto de ser, pues eso son otros cien pesos, y ahí sí estoy de acuerdo con usted. Cambio de autor como quien cambia de canal.

Tomado de: http://www.euniceshade.com/articulo.php?id=40

La mudanza de Paolo Lûers

El otrora espacio de opinión del periodista Paolo Lüers en El Faro (www.elfaro.net) se ha mudado a "Siguiente página" (http://siguientepagina.blogspot.com). Den un vistazo a Columna transversal: CAZAFORTUNAS
"Lo importante en este tren de la vida es saber subirse, no tenerle miedo, no bajarse de inmediato, hay que quedarse en el tren, tomar decisiones y ser valiente y vivir en función de los demás porque es muy triste vivir para uno mismo".
Elena Poniatowska,
en entrevista con Eunice Shade
para Revista Marca Acme
(http://www.marcaacme.com/entrevista-view.php?id=43)
"Hagamos lo que tengamos que hacer. Hagámoslo pronto. El mundo no se detiene por nosotros. El resto del mundo se desarrolla rápidamente, mientras nosotros seguimos dejando ir las oportunidades"
Luis Membreño, economista, en "La gran transformación de China" (LPG, 11/05/05)

lunes, 25 de junio de 2007

gnimoc si retsam yM




gnimoc si retsam ehT.
gnorts yrev oge sih ekat lliw eh ebyaM. dalg os m'I.

su neewteb eb lliw eh taht yppah ma I. erac tnod I.


Hey, master: I got new glasses. Dont you like them. I do!


Maleficios


(Mi cama. Fotografía. Blanca Abarca)

Por qué cada cierto tiempo las brújulas de las mujeres se distorcionan, pierden el magnetismo, las ideas se confunden y no se pueden visualizar el horizonte. No culpen a las hormonas. Algo pasa.


("Transurbana". Arte instalación de Simón Vega. Centro Cultural de España, 2007)

Mientras tanto cuántos años pasarán para que otras brujas -mujeres transgresoras, independientes, liberales y de ciencia- encuentren la fórmula contra este interminable maleficio.


("Luces y semáforo". Carretera Comalapa y Rancho Navarra. Foto de Blanca Abarca)


Lili:

Avanti, sista!

Te quiero mucho hermana.

No estás sola.

Hace un año...


Hace un año el doctor Néstor Ayala Gómez cruzó el Océano Atlántico. Se afincó en España. Aunque su figura corpórea levitaba con su bata blanca en el madrileño Hospital de La Paz, muy cerca de un templo futbolero, su corazón todavía latía en San Salvador. Pensaba en sus dos bebes: un risueño colocho y una bebé que acaba de cumplir un año. A lo largo de 300 días recibía noticias de los pacientes que había dejado en el programa de nefrología del Hospital Rosales. Murió fulano. Sutano está mal. Mengano no tiene dinero para viajar en bus al hospital. Uno a uno fueron muriendo. Uno que otro se ha colado de la morge. Mientras tanto Nestor seguía deslizándose entre avanzadísimas técnicas e instrumentales médicos de última generación.

Ya transcurrieron más de 360 días. El doctor regresa pronto. Ya sólo faltan tres días.

Encontrará a la bisabuela postrada en una silla de ruedas -siempre terca y con las ideas más alborotadas por la senilidad-; una suegra más delgada y cansada; una esposa ansiosa y con deseos de recuperar ese tiempo perdido; una familia orgullosa de sus créditos académicos.

En la maleta trae obsequios, suvenires, recuerdos y, sobretodo, esperanza. Ojalá su cargamento de esperanza se cristalice, se afiance en la tierra, que sus hojas se abran, desprendan polen y su follaje crezca alto, muy alto.

Néstor: ¡bienvenido a casa!

Día delicioso


("Conchas". Foto de Blanca Abarca)

Vaya día. Me desperté tras una pesadilla. Soñé que enviaba a reparar mi vehículo y me lo habían dejado horrible. (La noche del jueves arruiné la cobertura del bumper de mi carro). Me levanté de la cama. No me quise bañar. Hice un par de llamadas. Salí a preguntar cuánto costaba la reparación de mi vehículo y de mis lentes (los pobres andan discapacitados). El remiendo automotriz cuesta seis dólares. Un bumper nuevo 140 dólares. Los lentes el doble de esa suma. Indignada regresé a mi casa, con la idea de desagorme toda la tarde en el gimnasio.
("Vista del Lago de Ilopango desde cantón Joya Grande. Foto de Blanca Abarca).

Pero Dionisio, el rey griego, deparó otro destino para mi. Una llamada de Mauricio entró a mi celular. "Vamos al lago". Adiós tormentos. Nos dirigimos al lago de Ilopango. Departimos una sopa de pescado, pescadillas fritas y bebidas.


("Vaso, plato y pocillo vacíos". Foto de Blanca Abarca)

Una cinquera instalada en el comedor nos regaló música y vídeos (la tecnología mp3 y youtube están a la orilla del cantón Joya Grande en Santiago Texacuangos, a 20 kilómetros del centro de San Salvador). Por el monitor, empotrado sobre unos monstruosos parlantes en medio de la arena lacustre, ubicado tras un par de hamacas, disfrutamos la versión en vivo de "Vogue" del tour Reinvention de Madonna con coreografía de acróbatas asiáticos, "Con todos menos conmigo de Timbiriche" y una batería musical que sólo a Mauricio le gusta (Camilo Sesto, Roberto Carlos, José José, Paquita la del Barrio). Otro comensal programó como seis veces la celebérrima "Jefe de jefes" de Los Tigres del Norte. Un nativo, mayor y hermano lejano, se emocionó tanto con la versión de Celia Cruz de "La vida es un carnaval" que empezó a bailar cual estriper geriátrico alcoholizado. Todo un show.


(Bebedor de Los Encuentros. Foto de Blanca Abarca)

Luego Mauricio me enseñó "Los Encuentros", un bar ubicado en la zona más deprimida del centro de San Salvador. Debo confesar que las bocas son de las más variadas, tal como me lo había promocionado Mauricio. Ahí le sirven desde tres ciruelas, mangos, punches, pancitos con ajo, costillas hasta garrobo. Ahí departimos con Cicela y Mario Morales, su novio. Más música para ebrios. En el lugar es increíble la cantidad de artículos que llegan a ofrecer a las mesas: películas, llaveros, dulces, cigarrillos, relojes hasta ropa interior. Terminamos cenando en el legendario restaurante Carymar. Recuerdo que mi madre, durante mi infancia, nos hacía atravesar la fría y enneblinada Santa Tecla para comer las quesadillas Carymar. Ordené una. Adió al encanto. Estaba fría y atragantadora. Ordené una pupusa de queso. ¡La gloria! La lluvia y la hora del cierre del local nos sacó. Regresé a casa y ahora heme acá rehúsandome a la idea de lavar platos, recoger la ropa del suelo. Un día delicioso por la compañía. Lástima demasiada comida.

sábado, 23 de junio de 2007

Musiquita


Vaya, vaya. El sueño protomasculino hecho video. Échen un vistazo a este video (también a ese angelito negro y, por supuesto, a eso negro de ojos grandes y cejas pobladas).